Como decía Siniestro Total ‘ante todo mucha calma‘. En determinadas ocasiones unas prisas desmesuradas impuestas por propios o ajenos, acaban dinamitando cualquier proyecto o tareas.
Hay que saber detectarse, ver cuando se está subido de revoluciones y recordar en que estado se es más productivo. Con la calma suficiente se pueden acometer tareas más lentamente, sin casi errores, que dilaten el total de proceso.
Los fallos y la falta de control de errores, generan unos costes temporales y económicos tremendos. Muchas veces ocasionados por una prisa desmedida y no justificada.