Cómo lidiar con un Peter Pan

Tarde o temprano todos nos acabamos cruzando con alguien con el síndrome de Peter Pan. Esto, en el terreno personal no tiene mucho problema, con decirle ‘chacho madura‘ o no decirle nada es suficiente. Cuando ocurre a nivel profesional la cosa se complica.

Más que nada porque es como si estuvieras trabajando con un niño, me voy al género masculino porque esto solo lo he visto con tíos. Y básicamente para estas personas todo es un juego.

El mecanismo suele ser siempre el mismo, mucha energía e ilusión al principio. Mucho decir ‘hagamos esto, hagamos lo otro…‘. Y a la hora de meterle mano al trabajo desaparecen. Te dejan colgado con el marrón, mientras se van tras un nuevo juego.

Da igual que tengan 30, 40 o 50 años. Es un Peter Pan, solo quiere jugar. Si nunca te has encontrado con ninguno es complicado pillarles el rollo, porque se camuflan muy bien. Pero si conoces la dinámica, eres capaz de detectarlos de lejos.

No hay una forma buena de lidiar con estas personas. Lo único a lo que se puede aspirar es a minimizar los riesgos. Así que una de las mejores estrategias es sacarlos de su personaje. Que se den cuenta que ellos no son los niños.

Pero ojo, esto no se consigue intentando que piensen como adultos, eso no pasa. La única forma efectiva es que entiendan que los niños son otros y que se han quedado viejunos, sin rol.

Cuando consigues esto se desinflan de forma evidente durante un par de semanas. Luego se les va el bajón y vuelven al ataque. Y el contador se pone a cero.

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