Un elemento interesante en las campañas de publicidad digital es la gestión correcta de los tiempos. Algo que no suele tenerse en cuenta y que puede acabar teniendo un efecto tan determinante como invisible.
De hecho, en la lectura de los datos estadísticos suele importar más la foto fija de los resultados finales, que la progresión de la propia campaña, que es donde realmente sucede todo.
Se entiende que se ha producido una evolución lineal, algo que casi nunca ocurre. Cuando en realidad han habido disparadores que han cambiado el transcurrir de la misma. Da igual si son positivos o negativos.
La irrupción y análisis de estos disparadores es fundamental para entender lo que ha ocurrido y sirve de aprendizaje potencial para futuras campañas similares. Es importante también entender su naturaleza.
No perdiendo de vista que puede ser externa a la propia campaña, algo obvio pero habitualmente descartado, o interna en función de las distintas decisiones que se toman en el desarrollo de la misma.
Para completar lo anterior, es interesante intentar analizar cuándo se pueden producir los disparadores externos para sincronizarlos con acciones internas que los acaben potenciando todavía más.
Evidentemente todo esto camina en sentido contrario a las indicaciones que mal aconseja la ansiedad. El error más común es el de adelantarse, algo a lo que las agencias evidentemente no pondrán freno. Cada cosa tiene sus tiempos, adelantarse o atrasarse tiene un impacto e ignorarlo no tiene sentido.