Cualquier cuestión tiende siempre a complicarse

Parece que se trata de una ley universal, pero en la mayoría de las ocasiones, cualquier cuestión tiende de forma natural a complicarse. Es como una inercia irrefrenable que en entornos digitales se potencia todavía más.

Da igual lo sencillo que sea el sector, área o dinámica concreta. Si le aplicas tiempo te encuentras con que ha aumentado el nivel su complejidad. Desembocando, en ocasiones, en situaciones contradictorias que desvirtúan su propia naturaleza.

Te encuentras con herramientas cuyo sentido y punto fuerte era la simplicidad frente a otro tipo de soluciones más complejas. Que dentro de su ámbito tienen una razón de ser, pero que al progresar en funcionalidades acaban saliéndose de su foco y dejando de tener sentido.

Todo el conocimiento que se ponga a trabajar para frenar o revertir esta tendencia es oro puro, algo que se conoce bien desde diferentes áreas como la productividad o la usabilidad.

Yendo a la fuente de todo, empezamos a usar lo digital como forma de simplificar lo analógico. Y mira cómo estamos.

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