A veces uno se planifica y ve un peligro próximo. Y por alguna razón inexplicable cree que puede acabar esquivándolo. Mantener la calma es importante, no dejarse llevar por los nervios ni caer en la histeria.
Pero de ahí y seguir como sin nada, mientras el camión se va acercando va un trecho. Es verdad que los pasos facilitan tomar según qué decisiones, pero al final siempre hay imprevistos.
Cuestiones que de producirse se complicaría todo. Hay días que a uno casi le pilla el camión, y cuando al final lo consigues evitar te das cuenta de que tampoco había necesidad de pegarse una paliza. Así que cabeza.