Con las soportes digitales hay cierta confusión sobre quién es el cliente y quién el usuario. Como en todo, cuando se producen dudas, solo debes responder si se paga por el servicio o no.
En caso de que el uso que se esté dando en la plataforma sea netamente gratuito, entonces sabrás que eres un usuario y no un cliente. Esta chorrada de distinción tiene implicaciones en varias direcciones.
Una de ellas es que como usuarios de plataformas digitales tenemos asumido que no tenemos forma de contactar directamente con la plataforma digital. Por importante o estratégica que sea nuestra relación con el servicio. Si somos usuarios no disponemos de un teléfono al que llamar y hablar con alguien.
Y esto último, que es una anomalía en el uso de algo tan importante para los usuarios, como una red social o un buscador que da acceso a la información, se ha convertido en algo asumido en mayor o menor medida por todos.
Precisamente esta dinámica, en la que sabemos que no podemos llamar a Google, porque no encontramos una información, o para que nuestra empresa salga mejor posicionada, se traslada cuando se cruza la línea entre usuario y anunciante, es decir cliente.
Al utilizar la plataforma para anunciantes Google Ads, lo que estamos haciendo es pagar a Google por un servicio: mostrar publicidad a través de sus distintos soportes. Y al hacerlo nos convertimos en clientes de Google.
Y como en cualquier otro ámbito no digital, lo primero con lo que nos encontramos es la posibilidad de llamar por teléfono, y hablar con un operador, al que se le pueden plantear las dudas y consultas que necesites, y que te ayudará en la creación y configuración de las distintas campañas.
Que sea digital no significa que no sea un negocio. Solo tienes que ver la principal de Google Ads, y verás que aparece el teléfono por varios sitios.