Solo llevamos unos pocos días con el estado de alarma en España y hemos empezado a quemar las etapas de un aislamiento que en realidad casi no hemos llegado a sentir. Pero la amplificación de la percepción por los nervios es lo que tiene.
Desde el viernes nos hemos puesto al día con todo tipo de acciones que han aparecido en otros países, cuando ya llevaban una semana. Quizás también hay algo de afición por el postureo, pero de cualquier modo si seguimos así nos quedaremos sin ideas antes del viernes.
En este fin de semana nos ha dado tiempo de hacer aplausos vecinales, cantar el bingo desde los balcones, informar de la situación en modo día uno, día dos…, volvernos locos en los supermercados, saltarnos la prohibición de movimiento, chulear de ello, pelear a los que se la saltan, aprender a teletrabajar, descubrir que es más complicado de lo que parecía, hacer videollamadas con la familia, etc.
Y que conste. Estoy a tope con las cosas positivas y super en contra de las negativas, eso por descontado. Pero hay que tomárselo con calma, sobre todo pensando en cuando llegue el bajón, que llegará. Y para cuando entendamos que no serán solo dos semanas. Ahí es cuando hay que ser creativo e intentar positivar la situación.
Así que en la medida de lo posible viene bien organizarse. Ponerse un horario tanto para el trabajo como para el ocio. Y pensar en estas fechas como una maratón y no una carrera de velocidad. Ante todo mucha calma.
Por cierto, he intentado escribir de otra cosa, pero sin éxito.