Hay días mejores y peores, más o menos productivos, con mayor inspiración, creatividad o capacidad resolutiva, hay de todo. Pero hay un modo que es bastante frustrante, cuando vas a cámara lenta.
Haces las tareas como si fuera un día normal, pero tardas dos o tres veces más. Cuando sucede esto no hay mucha solución, solo seguir y esperar que el próximo día sea mejor. Ya desde temprano te das cuenta que es uno de esos días, así que toca resignación.
Porque lo que está claro es que no hay forma de conseguir acelerar para llegar a la normalidad en la velocidad. Suele pasar cuando hay algún desfase en los días previos, para también se da cuando no pasa esto.