De forma paulatina la inversión publicitaria digital ha ido incrementándose a lo largo de los años. Parece que el próximo 2020, liderará el total de la inversión publicitaria. Algo que parecía impensable hace poco tiempo.
Independientemente de si se cumple este futurible, mucho más no tardará. Esa inversión se gestionará principalmente a través de las plataformas publicitarias de Google, Facebook y Amazon.
Lo que está claro es que cuando esto se produzca, habrá un hype transitorio con la publicidad digital. Y como siempre, se intentará abordar todo desde el mismo enfoque. Afectando a la publicidad convencional de una manera exagerada. Luego, pasado el tiempo, se volverá a cierta normalidad en la que impere el sentido común.
La publicidad digital tiene enorme ventajas y posibilidades, pero ni es, ni debe ser comparable con la convencional. No es la misma liga, ni siquiera es el mismo juego. Y cuanto antes se entienda mejor.
Tener un solo presupuesto para publicidad, dividiendo y balanceando de convencional a digital es un error, debe tratarse y gestionarse de forma separada.
Y para quien tenga dudas, la digital es superior en todos los aspectos, de una forma desmesurada. Que haya tardado tanto en imponerse habla más de la capacidad de los anunciantes que de sus propias posibilidades.
Aquí de lo que se trata no es de cuál es mejor o peor, ni siquiera de las características potenciales que tiene una o la otra, y por supuesto, nada tiene que ver la inversión o el balanceo de la misma de un modelo al otro.
De lo que se trata es de dónde están los usuarios y sobre todo de los potenciales clientes. Y no todos están en digital. Hay usuarios que ni están, ni llegarán a estar nunca; los hay que sobre todo les influyen los mensajes publicitarios en medios convencionales. Como pasa con todos los soportes, cada unos tiene su audiencia.
Si tu target no está en digital, tienes que impactar por medios convencionales. No hay más vuelta. Y dentro de cada entorno igual, identificando los soportes más propicios.
Los medios convencionales tienen sus propias reglas y limitaciones, que no se pueden extrapolar de los digitales. De igual modo que las agencias tradicionales se estampan cuando intentan hacer adaptaciones de sus campañas a digital. Porque prácticamente no tiene nada que ver. Por eso la gestión, incluyendo la inversión, debe estar separada.