El sabotaje propio está muy presente en los proyectos digitales, las razones que pueden llevar a pegarse un tiro en el pié en digital son diversas. Entre muchas hay una fuerza que destaca sobre las demás, el miedo.
El miedo a no tener éxito, también a tenerlo, o a no tenerlo en la justa medida. He visto como se aprieta el acelerador, se frena en seco y se vuelve a acelerar más suave sin pausa hasta que se choca con un muro de realidad.
Como si se buscara el equilibrio entre el agua caliente y la fría en una ducha, y cuando se encuentra ya se ha agotado el agua.
Otra cuestión es la falta de control del entorno. La cadena de acciones es tan ilógica como contraproducente: se conciencia en digital, se da el paso, se lanza y cuando empiezan a producirse los resultados se decide parar, porque en ese punto se sigue sin controlar lo que pasa y la sensación de vértigo es enorme.
Da igual que el proyecto esté funcionando, si no hay sensación de control se para.