La Inteligencia Artificial (IA) está transformando el mundo a una velocidad asombrosa, y dos áreas en las que su impacto es particularmente notable son la defensa y la ciberseguridad. Recientes noticias de Estados Unidos nos proporcionan una perspectiva sobrecogedora sobre cómo la IA está remodelando estas áreas críticas.
En el ámbito de la defensa, la integración de la IA con la robótica está abriendo nuevas puertas, especialmente en la seguridad y las operaciones militares. La compañía Ghost Robotics ha mostrado un robot de cuatro patas armado con un rifle especial para propósitos no tripulados, marcando un paso significativo hacia la militarización de robots de utilidad. Estos avances son análogos a la inclusión de perros en roles policiales y militares en el siglo XX, pero con una dimensión tecnológica agregada.
Por otro lado, el departamento de seguridad nacional estadounidense ha lanzado su primer plan estratégico para la implementación de la IA en la ciberdefensa, alineándose con una orden ejecutiva reciente del presidente Biden. Este plan estratégico, presentado por la agencia de seguridad de infraestructuras y ciberseguridad, incluye cinco líneas estratégicas de esfuerzo. Se enfoca en el uso responsable de la IA para apoyar la misión de la agencia, evaluar y asegurar sistemas de IA, proteger la infraestructura crítica del uso malicioso de la IA, colaborar en esfuerzos clave de IA y expandir la experiencia en IA.
Este enfoque doble de la IA en la defensa y la ciberseguridad subraya tanto sus vastas posibilidades como sus desafíos éticos. Mientras que en la defensa, puede conducir a nuevas formas de armamento y tácticas de combate, en la ciberseguridad, su papel es más protector, buscando asegurar infraestructuras y datos contra amenazas emergentes. En ambos casos, se sitúa en el centro de importantes debates sobre su uso responsable y ético.