Cuando se lleva mucho tiempo presente en el plano digital aparecen signos de agotamiento, algo que aunque tiene toda su lógica, no se le puede aplicar a todo el mundo. Al final las motivaciones personales o profesionales influyen en gran medida.
Pero en general, esta fatiga tiene como consecuencia desconexiones cada vez mayores. Las razones normalmente están relacionadas con la conciencia de la privacidad y la compresión de la dimensión pueril del entorno, que parece que siempre va a peor.
El caso es que cuando se hace presente el cansancio se complica la desconexión total, sobre todo porque el resto de participantes no la conciben, y acaba generando problemas de comunicación e interpretación. Solo por el hecho de no estar.
Se puede desaparecer en el mundo real sin que casi nadie lo advierta, al menos por un tiempo. Pero en digital la ausencia es llamativa desde el primer día.