El rol del responsable y el del requiriente

No hay nada que otorgue más sensatez que dar la responsabilidad al requiriente, sobre todo cuando asumen el rol de máxima exigencia. Es algo que vemos en muchos ámbitos, más allá de los cargos políticos y sus adversarios.

El que exige, siempre cubierto desde la barrera, vocifera lo que tienen que hacer los responsables, sin empatía, sin aproximarse a la situación, sin conocimiento, movido solo por su ego -ellos siempre lo harían mejor- y por la valentía que les otorga señalar los errores.

Quién tiene una responsabilidad se equivoca. Esto es así. Es imposible no hacerlo. De hecho, si no se equivocara sería un síntoma de excesiva cautela, lo qué es un problema en sí mismo.

Señalar un fallo está muy bien, asumir un sentido de superioridad por hacerlo es de flipados. Aunque es fácil caer en ello.

Recuerdo gente que me ha venido a decir cómo hacer esto y lo otro en proyectos digitales, sin tener ni idea de lo que estaban hablando. Alabando todo, todito el proyecto, usándolo mucho y quejándose a su vez de nosequé chorrada que fallaba.

Siempre acaba respondiendo lo mismo. Algo parecido a ¿Oye, porqué no lo montas tú? Yo te colaboro y te ayudo en lo que pueda… Lo decía siempre de forma sincera y honesta, asumiendo mi compromiso si decía que sí.

Pero, no me preguntes porqué razón siempre me respondían lo mismo ¿Yo? No, no que va, yo no me meto en eso.

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