Si una cosa ha demostrado la utilización de la videoconferencia durante el confinamiento es que su uso solo se ha asumido al raíz del mismo, o dicho de otra forma, cuando no quedaba ninguna alternativa.
Por lo que está claro que determinadas dinámicas solo se cambian de forma abrupta. Es como si la inercia fuera mucho más fuerte que la innovación tecnológica. Esto sigue pasando, en gran media, con el papel como soporte.
Todavía muchos usuarios siguen imprimiendo en papel documentos para leerlos a posteriori. Aunque sea una contradicción con el uso que se le da a la lectura de otros contenidos digitales en dispositivos.
A pesar de leer a diario desde móvil y escritorio, determinados asuntos, normalmente relacionados con el trabajo se pasan por la rueda arcaica de la impresión en papel. Y esto no es algo que vaya a desaparecer de forma paulatina.
Mientras el usuario mantenga ese esquema mental, lo seguirá haciendo. Somos animalitos de costumbre.