Una de las constantes de la vida, sobre todo cuando se van cumpliendo años, es la percepción clara y equívoca de que lo de antes era mejor. Pero curiosamente en entornos digitales, sobre todo online esto no pasa, donde directamente lo de antes no existe.
Siempre recuerdo a mi abuelo criticar a los músicos de mi infancia mientras rememoraba los de su juventud. Algo que he visto en muchas personas incluso de mi edad que caen en la trampa de la nostalgia. Atribuyendo a los recuerdos de cualquier faceta de la vida un edulcorante irreal.
Cuando me descubro cayendo en esto, intento corregirme mientras me acuerdo de mi abuelo. Para que luego digan que los ejemplos negativos no son educativos.
Eso sí, resulta curioso que quizás por la poca historia que tienen o por la velocidad en las tendencias, los entornos digitales vinculados a internet no sufren de nostalgia. Porque directamente desaparecen de la memoria colectiva. Puede que sea por la densidad del tiempo en la red, que parece más concentrada. Y en la que 10 años se traducen en 100.
Para los testigos de la popularización de la informática e internet, los que vivimos todo en primera persona, la historia de esta evolución es clara, pero para quienes se incorporaron en un entorno en el que ya estaba todo funcionando es diferente.
Para ellos, por ejemplo mis hijos, que empezaban a subir vídeos a Youtube en 2012, lo que pasaba antes o al principio no existe, ni siquiera tienen referencias más allá de alguna batallita que les pueda haber contado, aunque esto no es lo habitual.
En una reunión con Instagramers hace unos pocos años, una chica me decía que había que hacer algún tipo de evento que reuniera a la gente del mundillo de internet de las islas.
Se quejaba que nunca se había hecho nada y que estaría bien y eso. No quise contarle nada de los Blogs & Gofio, ni de sus treinta y largas ediciones, porque me sentí totalmente fuera de lugar.