El confinamiento durante el estado de alarma está propiciando la aparición, de forma casi espontánea, de soluciones imaginativas en el ámbito de algunas organizaciones. Más allá del trabajo en remoto, las videoconferencias y la operativa mínima, también es necesario seguir gestionando los grupos humanos.
Ya sea a través de redes sociales en modo cerrado o simplemente a través de una plataforma de mensajería, algunas empresas están optando por realizar una gestión de sus recursos humanos, enfocada al plano emocional.
Al margen de las cuestiones sanitarias, las condiciones son complicadas para muchos trabajadores, el nivel de incertidumbre es alto y todavía no se ve la luz al final del túnel, lo que hace que muchos hayan perdido la certidumbre sobre lo que sucederá en los próximos meses.
El envío de contenido emocional y jugable de forma periódica, para los trabajadores confinados que no teletrabajan, puede reducir ese nivel de incertidumbre. Claro está, siempre que se gestione bien. Generando así una nueva rutina con el centro de trabajo, que aún no siendo laboral, puede actuar como bálsamo.
Al fin y al cabo se trata de mantener el contacto. Aunque sea de forma simbólica, transmitiendo de forma lateral la sensación de tranquilidad, incluso pudiendo llegar a crear unas conexiones entre los participantes de mayor proximidad.
Del mismo modo que los vecinos se auto animan con los aplausos diarios al personal sanitario, desarrollar una estrategia de contenidos a nivel interno, para el personal en cuarentena puede tener muchos beneficios.