Los anuncios publicitarios que aparecen en las páginas atraídas a través de clickbait informativo generan volumen de impresiones pero con muy baja cualificación en el resto de aspectos: sin clicks, ni conversiones y casi sin branding.
Esta técnica, en la que se coloca una zanahoria informativa en el titular para atraer al usuario a través de buscador, discovery o redes sociales, tiene un formato muy definido. El usuario solo podrá encontrar la información que se usa como reclamo al final del contenido y solo después de haber sido impactado varias veces por distintos banners.
El escenario que se plantea ayuda poco a la retentiva de los usuarios, porque quizás solo necesitan un dato concreto. El resto del contenido solo sirve de relleno de maquetación para las piezas publicitarias, casi daría lo mismo que estuviera relleno con texto tipo Lorem ipsum.
Si a eso le sumamos la retentiva de los usuarios, que de base ya es baja, estamos creando la tormenta perfecta para que se trate de una visita tipo scroll, solo en busca del dato que necesita. Obviando el resto de contenidos, incluidos los publicitarios.
Para colmo, los soportes que practican esta técnica tienen una alta competitividad en SEO, así que si quieren mantener las métricas frente a su competencia, no tienen más opción que seguir clickbateando como si no hubiera un mañana.
Lo llamativo es que se trata de un círculo vicioso generado por la publicidad que perjudica a todos los actores de la misma. Esto es, al soporte que se ve maniatado, al usuario al que se le genera frustración y al anunciante que obtiene poco retorno.
Y todo esto ocurre, porque una interpretación simplista de las métricas publicitarias. La carrera por el volumen de impresiones solo la pueden parar los anunciantes, cuando entiendan que casi siempre son estériles, pero al estar en entornos competitivos, casi nadie se atreve a dar el primera paso atrás.
Es evidente que entre mayor competencia SEO, más relevancia tendrá el soporte y menos cualificación tendrán esos anuncios.