En la medida de lo posible es buena idea huir de las certidumbres, tanto cuando se trata de proyectos digitales en concreto, o en el resto de las áreas en general. Construir un proyecto se compone por una sucesión de decisiones que generan más o menos dudas.
Dicho de otra forma, la única certidumbre que se mantiene constante es la duda. Los flipados iluminados son los que saben todo el tiempo lo que hay que hacer, da igual el resultado. Pero caminar tomando decisiones que te hacen dudar no está mal, de hecho, es lo que hay.
Pretender meterse en determinados proyectos, en los que se deben tomar decisiones complejas, buscando el respaldo de la confirmación de seguridad es hacer trampa. Cada paso puede hacer que la cosa funcione o falle, esto mejor asumirlo cuanto antes.
Pero buscar reafirmación, tanto si es interior o exterior, lo que hace es depositar la responsabilidad en otro sitio distinto a uno mismo. Y oye, tarde o temprano, surgirán los fallos y problemas.
Que solo sirven si a partir de ellos se produce un aprendizaje. Y a veces, ni siquiera eso. Lo importante es mantener la dualidad entre no dejarse atenazar por el riesgo de las decisiones, tomando el control y hacer lecturas honestas de los resultados para poder aprender de ellos, independientemente del resultado.