Llevo unos días probando este asistente de hogar y por desgracia es tremendamente cómodo. Estoy haciendo pruebas relacionadas con el funcionamiento en los resultados de búsqueda y ya de paso he probado el resto de funciones.
Sobre los resultados de búsqueda y el SEO en asistentes de voz ya hablaré otro día. Pero las funciones principales y la integración de servicios ya son lo suficientemente llamativas como para darle un uso intensivo.
Y esto es un problema. Porque si una persona, como es mi caso, que no tiene ninguna intención de utilizarlo –solo estoy haciendo tests– acaba enganchada a su comodidad, cualquier otro usuario que de verdad le interese está totalmente perdido.
La balanza entre comodidad y seguridad es clara e inequívoca, si se avanza en un sentido se aleja del otro. Y esto es tremendamente cómodo, tanto que la seguridad salta por los aires.
Solo por decir lo obvio. Un aparato que escucha de forma permanente y está conectado a internet es una locura cuando no lo utilizas. Convirtiéndose en disparate total y absoluto cuando si lo utilizas. Si además lo integras con otros servicios como Spotify, Netflix o Google Duo, la invasión de privacidad es termonuclear.
Empezando por la música, si lo integras con tu servicio de streaming preferido, Spotify o Youtube Music, se puede utilizar de la forma más sencilla como altavoz. Además el sonido es muy bueno. En dos días he dejado de lanzar música desde el móvil o portátil, ahora solo digo ‘Pon música de ….‘, ‘Siguiente canción‘, ‘Sube/baja el volumen‘.
En lo que respecta con la televisión, empezando por el apagado y encendido de la tele, hasta el inicio de algún contenido en Netflix, también facilita aunque sin llegar a sustituir el mando a distancia.
Y en lo que tiene que ver con las llamadas a través de Google Duo la comodidad es mayúscula. Permitiendo realizar las llamadas con la voz directamente sin tocar el teléfono.
La intervención y extracción de datos que se puede realizar es brutal pero me temo que aquí, la batalla la ganará la comodidad.