La excesiva velocidad que provoca lentitud

Siempre me llama la atención cuando te topas con alguien que va a toda leche, tanto en conversaciones orales como escritas, y no se entera ni de la mitad de lo que estás diciendo. Intuyen lo que creen que podrías decir antes de que terminas y se montan su propia película.

Está claro que todos en algún momento hemos practicado este acelere contraproducente, pero me refiero a quienes lo ejercitan de forma persistente. He tenido conversaciones sencillas y detalladas, que han necesitado de varias idas y venidas por escrito, y remate con teléfono.

Y en todos los intercambios lo único que he hecho es repetirme, eso sí, cada vez más lento y con sutiles advertencias para llamar la atención del interlocutor. En digital esto pasa muchísimo más de lo que podrían intuir los creadores de contenidos.

La lectura diagonal o la escucha audiovisual de fondo, tiene unas estadísticas enormes. Es importante tenerlo en cuenta, sobre todo cuando el mensaje no es sencillo. Porque se pueden interpretar las estadísticas erróneamente, si se da por hecho que los usuarios están prestando toda su atención al recibir los contenidos.

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