Concretamente, la temida exposición que supone para muchos arriesgarse a ser blanco de críticas y zancadillas. En entornos mediocres esto puede estar muy fundamentado. De hecho, taparse seguramente es lo más aconsejable.
Que se entienda que tomar decisiones supone abrir la posibilidad de errar, mientras que no hacerlo no se vea como un potencial error, confirma este tipo de dinámicas en las que se castiga socialmente el que se sale de la foto.
La capacidad de ver las cosas y llevarlas a cabo fuera de los estrechos raíles de las convenciones del momento, no está muy bien visto. Ya lo decía Extremoduro en ‘Locura transitoria’: ¿Qué hace esta cabra fuera del rebaño? Vamos a tirarla desde el campanario.
Pero si en algo puede llegar a ayudar la edad, es a confirmar que las imposiciones sociales del momento son todo humo. Así que lo mejor es no complicarse con ellas y no hacerles mucho caso.