Los webinar son realmente duros para los que lo imparten. No deberían serlos, pero la dinámica que han tomado es realmente ineficiente. Que la mayoría de las interacciones se hagan a través de chat en un servicio de videoconferencia es un problema.
Con varias personas conectadas, lo que suelen hacer los participantes es apagar cámara y micrófono. Algo que tiene cierta lógica, sobre todo para estabilizar la señal de vídeo y no contaminar con ruido mientras el narrador está haciendo la explicación.
Todo bien. Pero se produce un efecto perverso, que hace que quien no ha abierto cámara y micro al principio, no lo haga en ningún momento del webinar. Se le hace difícil entrar para hacer una pregunta a alguien que no se ha presentado.
Sin interacción quién está haciendo la explicación acaba sintiendo que le está hablando a una pantalla en solitario. No tiene ni la más mínima pista de si lo que está explicando está llegando o no, lo cual hace muy complicado todo.