Hay un fenómeno curioso relacionado con la publicidad digital, que se produce cuando actuamos como usuarios. La huella de segmentación que está asociada a nosotros, de alguna manera se refleja en pantalla como si fuera un espejo.
Bueno, de alguna manera no, más bien, con las piezas publicitarias. Sobre todo en lo que tiene que ver con los banners y vídeos instream. Se puede hacer un perfilado deducible de un usuario chequeando la publicidad que le es mostrada.
Algo que con el confinamiento se está viendo mucho más de lo habitual, ya no solo son capturas de pantalla. En las comparticiones de escritorio o de navegador, uno puede hacerse una pequeña idea solo observando los banners que se le muestran al compartidor.
Y la cosa es que llama la atención simplemente por contraste. Cada uno nos hemos acostumbrado al tipo de publicidad que nos impacta, con sus variaciones y novedades, al fin y al cabo persiguen nuestro perfil, remarketing mediante.
Pero el choque es tan llamativo cuando ves una web en el navegador de otro usuario que canta mucho. De hecho, esta situación puede llegar a ser reveladoramente indiscreta para el compartidor. Así que también habría que darle una vuelta a esta circunstancia, al menos en formaciones.