Resulta llamativo como para determinados grupos de personas, en un número bastante elevado, muchas de las tecnologías y áreas digitales con las que se relacionan, aunque sea de forma tangencial, resulten totalmente esotéricas.
Dicho de otra forma, son impermeables a su entendimiento. Por mucha formación e información que reciben, nada se cuela, nada se asume ni llega a entenderse. Como mucho y de forma temporal, se pueden aprender una serie de acciones sin comprender su naturaleza.
Esto explica cómo es posible que se tomen decisiones tremendamente ilógicas, contraproducentes, carísimas y que cuesta años revertir. Por una pura indisposición a entender según qué conceptos.
Y esto, que no solo ocurre en edades medias, tiene difícil solución si no se forma en entender la naturaleza y funcionamiento de ecosistemas, más allá de las teclas que hay que tocar. Porque si solo se conocen ciertas operativas, lo que ocurre por debajo se ignora y se trata como si fuera magia.