La información que se transmite con las formas

La corrección a la hora de la comunicación establece una serie de pautas socialmente aceptadas, para no ser inconveniente y buscar la forma más amigable de enviar los mensajes, tanto los positivos como los negativos.

Todo en pos de un anhelo que intenta evitar conflictos, sobre todo por el nivel de atracción que genera. Algo en digital se maximiza en todas sus representaciones. Pero cuando todo se lleva a un extremo, las relatividades siguen siendo las mismas.

Aunque con interpretaciones que pueden acabar rayando en lo ridículo. Generando presión digital social, asociada al hecho de interacciones del nivel más nimio. De ahí, a que se hagan interpretaciones que pueden entenderse como lógicas basadas en las mismas solo hay un paso, aunque en realidad sean muy locas.

En el mundo real, se puede obtener muchísima información al margen del mensaje que cualquier interlocutor está transmitiendo. La comunicación gestual por poner un ejemplo, o directamente las formas con las que se envuelve el mensaje.

Pero para recibir e interpretar correctamente esa información se necesita de gran perspicacia y amplios conocimiento de la persona emisora. En digital, se puede obtener muchísima información sin necesidad de grandes habilidades.

El ejemplo clásico es el del tiempo de respuesta notificado en Whatsapp a través de un ‘escribiendo’, si es prolongado y tiene pausas que preceden a más tiempos largos y acaba en una respuesta corta, se pueden inferir dudas o más cuestiones, en función del mensaje precedente.

Como este ejemplo hay miles. Nos hemos acostumbrado a interpretar algunos y otros no, tanto de forma correcta como errónea. Pasando a crear un pequeño ecosistema de formas digitales asociadas a la comunicación, que todavía tiene mucho recorrido por explorar.

Sobre todo en lo que tiene que ver con la disposición real de las personas y de sus mensajes. Que tiene un salto de mayor o menor sincronización en función de las plataformas. Llegando frecuentemente a casos de personas que en digital están en las antípodas del mundo real, precisamente en esas formas.

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