Si se sabe escuchar bien, se puede obtener muchísima información sobre un interlocutor a través de sus preguntas. Haciendo planteamientos deductivos se pueden interpretar de forma muy clara en qué estado se encuentra y lo que realmente quiere saber.
Salvo que sea una persona clara y directa, evidentemente. Pero esto no es lo habitual. Así pues, con algo de conocimiento del interlocutor y deductiva sobre sus preguntas, se podría llegar a conocer mucho más de lo que quiere revelar.
En entornos digitales, hay un tipo de plataformas que están diseñadas precisamente para dar respuesta a las preguntas. Los buscadores básicamente lo que hacen es intentar dar respuesta a las solicitudes de información de los usuarios.
Concretamente te dicen dónde podrías encontrar la información para la que estás buscando respuesta. En este sentido intermedian con la información, pero son el gran intermediario. Resulta llamativo cómo la acción de buscar es entendida por muchos usuarios.
Con Google, como con otros servicios digitales esenciales, como Whatsapp, los usuarios entienden que son plataformas naturales, como si del cielo o el mar se tratara. Olvidando que son empresas que tienen sus propios intereses.
No es que no lo sepan, sino que en su relación diaria con ellas, este tema queda totalmente al margen, es como si no existiera. Por eso las reacciones son tan chocantes cuando se producen fallos en el servicio o polémicas por privacidad. También por esto mismo se obvia todo lo negativo de ellas.
En el caso de los buscadores, es curioso que la mayoría de los usuarios dan por hecho que sus búsquedas son privadas. Que no se registran los datos de todas y cada una de las búsquedas que realizan, así como las decisiones que se toman después. Qué páginas se eligen, cuánto tiempo se está en ellas hasta que se vuelve al buscador, etc…
Decía al principio, si se sabe escuchar bien a alguien se puede obtener mucha información. Si además se hace de forma digamos invisible para el usuario, que no es otro que el interlocutor activo en la conversación, el conocimiento deducido que se puede obtener es enorme.
Del lado de los generadores de contenido, comprender en qué estado se encuentra el usuario y qué cuestiones le interesan verdaderamente, es fundamental para conocerlo y entender lo que se le puede ofrecer para cumplir los objetivos marcados.
Al final todo está inventado y en la mayoría de los casos el tema se reduce a saber escuchar.