Hay quienes no tienen en cuenta lo que supone ocupar espacios de tiempo ajeno. Se podría decir que no tienen respeto, pero en realidad la cosa va más allá y en realidad no tienen en consideración el tiempo en general, incluido el propio.
Cuando se trata de trabajo, cada uno administra su propio tiempo de forma individual. Pero esa gestión tiene implicaciones con el grupo de trabajo o con quien se está relacionando. Se puede parar a un equipo entero al no realizar una tarea concreta.
Sin entrar al tema de las reuniones infinitas, en las que cada interlocutor solo se escucha a sí mismo. En las cuales hay que hacer un resumen final para saber de forma clara, cuáles son los siguientes pasos.
También pasa al principio de los proyectos, en los que se pierden horas y horas hablando en círculo sobre cuestiones que no se pueden decidir, porque todavía no se está en la posición adecuada para hacerlo.
Llama la atención que también se intente dilapidar el tiempo ajeno, en proyectos en los que se le ha invitado a salir. En los que en ocasiones se han verbalizado frases como ‘No te puedo ayudar con eso, porque ya no trabajamos juntos ¿recuerdas?‘.
Quizás la forma más perniciosa es la que se produce cuando en las comunicaciones y reuniones se dice una cosa y luego hacen expresamente la contraria, tirando abajo todo el trabajo.