Cuando se plantea llevar a cabo una primera campaña de publicidad digital se suele hacer con la misma ingenuidad de quien compra un billete de lotería por primera vez. Esto es, pensando que va a tocar la lotería.
Luego está la realidad, en la que se olvida que al margen del diseño y ejecución, el grado de éxito o no, lo que determina el funcionamiento es el balance entre inversión publicitaria y consecución de objetivos.
Por supuesto que hay márgenes de actuación, y que se pueden lograr conversiones a través de caminos más o menos eficientes con la inversión, pero esa correlación es tan tozuda como olvidada.
Pues eso, mejor no olvidarla.