Debido a la propia dinámica de algunas de plataformas digitales, las interacciones entre los usuarios y las mismas no existen. No se puede llamar por teléfono o enviar un correo electrónico a Google o Facebook, por poner dos ejemplos.
Los usuarios asumen esta incomunicación de forma natural, según se van incorporando a las mismas. Esto genera una inercia por la que se entiende que esto es así no solo con el resto de plataformas, sino con el lado digital de muchas otras organizaciones.
El hecho de que las redes sociales se hayan convertido en el lugar donde se producen las interacciones, no implica necesariamente que solo se puedan generar ahí. Por supuesto, exceptuando donde no se abre la posibilidad.
Pero esto no debería desembocar en que los usuarios se cierren la posibilidad de utilizar los canales de información disponibles, algo que se da bastante. En general, esa cultura que animaba a contactar con todo tipo de organizaciones se ha perdido.
Algo que es una lástima, porque es sorprendente lo que puede se conseguir contactando a través de correo-e o incluso por teléfono, tanto a nivel informativo como operativo. Explotando las posibilidades en relación con la deslocalización de las peticiones fuera del ámbito local.