La intolerancia a la desconexión

Estamos tan metidos en esta dinámica digital, que se tiene un concepto de la desconexión verdaderamente efímero. Se entiende perfectamente que alguien se desconecte en momentos determinados, pero si esto dura más de 24 horas esa comprensión desaparece de forma urgente y demoledora.

Esta intolerancia a la desconexión se produce porque no se entiende, salvo cuando se vive en primera persona. Y además porque entra en conflicto con las expectativas individuales de los que siguen conectados. Si los demás estamos conectados, pues tú también.

Esa exigencia se asume, independientemente de si se conocen las razones o no. Porque al final eso es lo de menos, lo importante es lo que supone para los terceros. La misma exigencia que hace perder la perspectiva y confronta una realidad en la que, a veces, es posible que no se consiga lo que se pretende por factores externos.

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