Quizás cuando más se nota la falta de coherencia en la combinación de segmentación entre ámbito geográfico e idioma sea en los periodos de vacaciones. Sobre todo porque en esta ecuación se olvida directamente el idioma o se establece sin correspondencia con las piezas publicitarias.
Por lo general a la gente le gusta desplazarse en vacaciones, lo que hace que el valor de segmentación geográfica necesite de un elemento corrector. El cual lo puedes encontrar en las definiciones que limitan ese tratamiento geográfico: entre personas que viven de forma permanente o que están ocasionalmente en el lugar.
Por esto es importante modular la entrega del mensaje publicitario hasta este nivel de detalle. De nada sirve impactar con campañas locales a visitantes relámpago. Pero incluso, antes de aplicar estos controles, es importante orientar también por el idioma, que de forma tangencial también cumple el mismo objetivo.
Añadiendo así el lógico elemento de la comprensión del mensaje publicitario, que es un olvidado clásico a la hora de configurar las campañas. La definición y relación entre segmentación idiomática e idioma de las piezas publicitarias es tan evidente como, en ocasiones, fallida.
Si has sido impactado por una publicidad en un idioma que no es el tuyo, tanto en origen como en destino, sabrás que la campaña está mal diseñada. Algo que se da mucho más de lo pudiera parecer, por la lógica que lo explica, pero que incluso se fomenta cuando lo que se persiguen son números grandes.