La inercia del pasado sigue haciendo pensar a muchos en las tareas que se realizan en entornos digitales como si se tratara de productos, no como de servicios. Y claro, con esa visión buscan adquirirlas como si se tratara de un paquete.
Es verdad que durante mucho tiempo esto fue así, y en algunos ámbitos todavía se persiste en ese modelo, que en realidad es bastante caduco. Pero, por poner un ejemplo, si el software convencional se ha pasado a servicio imagina el resto de tareas digitales, que son todavía menos tangibles.
Y ahora, con la cultura actual de suscripciones a los servicios, que tanto ha proliferado en entornos de vídeo y audio, se han generado las condiciones comerciales idóneas para que esta solución se entienda mejor entre los usuarios finales.