Da igual que nuestra sociedad sea compleja y que los factores que intervienen en ella sean numerosos a distintos niveles. No importa que como personas también seamos complejos, contradictorios, lógicos y emocionales.
Para poder digerir la realidad acudimos a explicaciones, razonamientos y causas simples. Y a partir de esa reducción de la realidad tomamos las decisiones, nos posicionamos y enfrentamos nuestro día a día.
Esto, que es así en cualquier momento, se potencia cuando se produce algún tipo de evento sobrevenido, se cataliza en una crisis y se acelera en un evento como la pandemia que estamos viviendo.
En estos días hemos pasado por la fase de negación, ahora estamos en la de ira, y todavía nos quedan negociación, depresión y aceptación. La ira ahora mismo está buscando a un culpable, a ser posible cercano.
Los virus no tienen cara, así que hay que buscar un culpable que si la tenga. La ira utiliza estas explicaciones sencillas como arma arrojadiza con la que cargarse de razón para señalar con el dedo al culpable, o al menos a un culpable. Caldo de cultivo para caza de brujas.
Todo esto se hace todavía más denso por el aislamiento, así que esperemos seguir progresando en la situación, a ver si entramos pronto en la siguiente fase, indispensable para seguir avanzando y acabar llegando a la aceptación. Paciencia.