Una de las aspiraciones más contradictorias que te puedes encontrar en la actualidad es la de la sencillez, o más bien la vida sencilla. Entendida como falta de problemas. Ignorando que si bajas tu listón, acabarás complicado por problemas menores.
Lo que es todo un rasgo de las sociedades acomodadas. La falta antropológica de problemas vitales nos lleva a existencias complicadas por chorradas. Pero, de esto se ha hablado mucho.
Lo que me parece interesante es esa aspiración. La normalidad en realidad es la lidia diaria con problemas, que en la mayoría de ocasiones acabamos solucionando prácticamente el trote.
Ese entender, en el que todos los pasos son problemas, genera una fatiga enorme por trances muy cortos.