Noveleros

La obsolescencia novelera y autoimpuesta

Siempre me llamó la atención la tibia reacción de los consumidores respecto de la obsolescencia programada. Pensaba que se debía al nivel de calidad del eufemismo, que hay que reconocerle su mérito, al edulcorar un timo programado.

Pero incluso después de entrar en escena el impacto ecológico que genera esta práctica y la reiteración en un consumo responsable, la reacción ha sido casi nula. Como casi siempre que se abandona la lógica en cualquier asunto, la explicación la encontramos en el terreno de los sentimientos.

Y es en este ámbito de decisión emocional, donde se resuelve cualquier contradicción sin ningún conflicto. Donde puedo tuitear, plenamente concienciado, a favor de las manifestaciones mundiales contra el cambio climático, desde mi flamante smartphone que he renovado antes de tiempo. Porque si mi móvil mola, yo molo.

La novelería es una gran fuerza de la naturaleza. Si algo nos gusta abandonamos la razón y buscamos argumentos que nos permitan moldear nuestro sentimiento con cierto aspecto de razonamiento lógico. La mayoría de los que venden productos lo saben y lo explotan.

El marketing busca acabar generando ese intangible emocional. Si lo consigue, la conversión pasa a ser un asunto casi del consumidor. Pero no hay que olvidar que debemos ayudar al potencial cliente con los argumentos que comentábamos; un pack de características que recubran el producto de la justificación necesaria para convencer, a sí mismo y a su entorno, de que lo tiene que comprar.

Llegados a este punto, los productos ya no necesitan de obsolescencia programada. La obsolescencia autoimpuesta de los clientes va a ser mucho más exigente. El encantamiento por el nuevo modelo o versión será suficiente para que perciba que su actual producto ya está desactualizado –viejuno– aferrándose a cualquier malfuncionamiento temporal para validar su teoría de que lo tiene que cambiar. Cerrando el círculo que convierte el capricho en necesidad.

Para las empresas, contar con consumidores noveleros es directamente el paraíso.

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