En agosto hay un descenso enorme de contenidos y noticias. Lo cual tiene un impacto tremendo entre los participantes de la conversación digital. Medios, intermediarios digitales e usuarios tienen menos chicha de lo habitual.
Es un momento de menos audiencia, pero no tanta como solía, debido al segmento de los usuarios que no desconectan durante sus vacaciones, y necesitan su chute diario de realidad desde sus dispositivos móviles.
Con lo que se crea un escenario perfecto para que un contenido adquiera una relevancia que en otra época del año habría sido menor, o al menos, sería minimizada por la inercia de sucesivos contenidos.
Si además el contenido tiene un carácter negativo, que permite la queja y/o mofa, la repercusión será enorme entre los que siguen conectados, tanto del lado de la creación de contenidos –ese hueso en escasez no se suelta– como de los que los consumen.