Es bastante probable que en una situación de generación de fallos, el proceso de revisión y detección esté a su vez contaminada. Sobre todo cuando se intenta solucionar en las mismas circunstancias que generaron el problema.
Dejando a un lado los fallos técnicos, que nos guste o no, son minoritarios. Buscar soluciones por la misma persona que ha propiciado el fallo, cuando no ha habido ningún cambio sustancial, está abocado a un barrizal.
Cuando no se puede acudir a la ayuda externa, lo ideal es buscar estrategias que ayuden al cambio de estado de la persona en cuestión, para esto, es importante seguir un protocolo de forma estricta, aunque parezca innecesario.
Revisar de forma secuencial cada uno de los elementos que pueden tener algún tipo de implicación el problema, aunque aparentemente no tenga relación, ayuda de dos maneras diferentes.
Encontrando la solución directa e inesperadamente o sugiriendo alguna idea conducente a tomar consciencia de dónde puede estar el error. La eliminación deductiva de elementos también ayuda mucho.
Y para finalizar, no hacer deducciones que se apoyen en certezas endebles. Sobre todo porque hay que tener en cuenta que no se está en las mejores condiciones para resolverlo.