No haber sido infectado por el coronavirus no es suficiente para algunas personas, necesitaban algo más para poder resarcirse del malestar por el confinamiento. Hasta que apareció la superioridad moral que permite señalar con el dedo a los que lo hacen mal.
Algo que ha cogido mucha fuerza entre muchas personas, por fin pueden dar salida a su mal rollo, quejándose de la gente, como si no formara parte del grupo. Que si la gente no tiene cuidado, que así nos va, que al final nos van a contagiar a todos, y un largo etcétera.
Y sinceramente, no conozco a nadie que lo haya hecho bien todo, todo el tiempo. De hecho, creo que es imposible. Así que lo mismo hay que rebajar un poco el hype, que el factor suerte -buena o mala- actúa de forma indiscriminada. Aún haciendo las cosas bien.