La toxicidad de los miedos en entornos creativos

Uno de los elementos diferenciadores entre proyectos es el grado de creatividad. Algo que es complicado de conseguir, al menos con garantías. Se puede decir que sucede o no, si las musas deciden aparecer.

Pero algo sí que se puede hacer. Al menos, se puede intentar propiciar entornos en los que pueda surgir la creatividad. Para ello, es importante aparcar los miedos. Más bien dejarlos fuera del entorno. Porque el componente tóxico que conllevan es tan grande que impide cualquier manifestación creativa.

Algo que se sintetiza en el uso del NO. Así como en encontrar un problema a cada una de las propuestas presentadas. A veces el entorno es favorable, se ha creado un buen clima que permite que brote la creatividad, pero con que solo un cenizo aparezca todo se acaba pudriendo.

Y no es cuestión de números. Con solo una pequeña manifestación de los miedos es suficiente para que todo se venga abajo. La mayoría de las ideas que se consiguen desarrollar con éxito, al principio parecen inalcanzables o que no tienen sentido ni aplicación.

Pero recorrer ese camino en lugar de negarlo, en su fase embrionaria, lleva aparejadas muchas sorpresas. Mente abierta.

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