En pocas situaciones como la actual se han dado tantas circunstancias favorables para la incorporación de una nueva estrategia de comunicación y marketing. Se ha creado la tormenta perfecta, la combinación de factores parece diseñada expresamente para dar el paso a lo digital.
Pero esto no está ocurriendo, al menos no de la manera que el estado de las cosas lo requiere. Acompáñame por las siguientes líneas para ver si logramos entender dónde estamos, a dónde hay que ir y por qué razón no lo estamos haciendo.
Estamos en una situación en la que tanto la comunicación como el marketing digital, tienen un entramado totalmente desplegado y preparado para funcionar a pleno rendimiento.
Al menos en España el acceso a ordenadores, portátiles, móviles, tabletas, conexión a internet por fibra y datos móviles, es tremendamente mayoritaria. Los operadores son de lo mejorcito y la cultura digital está asumida claramente por la población en muchos sectores.
La sociedad no ha explotado las potencialidades digitales de las que disponemos porque la inercia analógica tiene su propio ritmo. Para cambiarla se necesitan de periodos de tiempo largos o eventos sobrevenidos que cambien el escenario.
Pero estos eventos son poco frecuentes e impredecibles. El caso es que la crisis sanitaria del Covid-19 y el confinamiento se han convertido en ese evento concreto que favorece, de forma inicialmente puntual y luego continuada en el tiempo, un cambio forzoso a lo digital.
En este punto de la película ya sabemos que esta situación durará unos años. Y que, de hecho, ya está cambiando nuestros hábitos de forma totalmente abrupta. También sabemos que terminará paulatinamente, de modo que las nuevas costumbres se habrán consolidado, contando con el poder de la inercia, esa que cuesta tanto cambiar.
Por lo que está claro que tenemos que adaptarnos a un escenario diferente. Uno en el que la nueva normalidad será netamente digital, en muchos ámbitos de la vida, cada uno con mayor o menor incidencia.
A pesar de que está claro que hay que apostar por esta reorientación y que algunos ya lo están haciendo, sencillamente porque no les queda más remedio. Muchos son los que están actuando como si aguantando la respiración se pueda superar este trance y volver a lo de antes.
Y hay que ser claro. Esto no va a pasar. La cosa cambió debajo de tus pies. Y aquí no caben más que tópicos: o te adaptas o mueres.
Por qué razón esta mayoría no quiere cambiar. La razón es tan tozuda como su realidad, el entorno digital: la comunicación, el marketing y la publicidad digital es algo resbaladizo, algo que no se ve, que no terminan de entender. Es normal. A todos nos pasa o pasará en algún momento. Aparecerá algo nuevo para lo que no estemos preparados, no entendamos y acabemos rechazando. Las cosas son así.
Pero para los que si entiendan, o sin entender, decidan apostar por este entorno -el único con futuro actualmente- la apuesta debe ser decidida. Sobre todo porque en este momento, las ventajas que se pueden conseguir respecto de los que no apuesten son muy relevantes.