Recién me llamaron de la radio para hablar sobre las apps de organización de la compra. Concretamente sobre dos tipos diferentes: las basadas en comparativas y notificación de ofertas; y las que ayudan en la organización de la lista de la compra.
Casi no había explorado este tipo de soluciones, así que estuve mirando lo que había en las tiendas de aplicaciones. Y a pesar de que el hype por instalarse apps bajo mucho hace tiempo, se siguen instalando y usando en cierto porcentaje.
Ambos tipos de aplicaciones están a merced de su modelo de monetización, que las lleva a ser gratuitas sin remedio -nadie pagaría por ellas-, por lo que quedan lógicamente comprometidas, al menos en lo que se puede esperar.
Las relacionadas con la comparativa de ofertas modulan las comunicaciones para favorecer a uno u otro actor, en función de lógicas comerciales en el mejor de los casos. Generando inconsistencias informativas en el peor de ellos.
Las que tienen que ver con la organización son más creativas, yendo más lejos que la típica lista de ítems, permitiendo además organizar productos por pasillos y dando ayudas en compras inteligentes, a base de sugerencias basadas en patrones de aprendizaje.
A nivel de usuario, estamos hablando de mejoras en la organización de las compras cuyos clientes ideales son los que necesitan de esta organización -esto es, los desorganizados- por lo que difícilmente acabarán explorando las opciones más potentes por su propia idiosincrasia.
Los organizados, que son los que le pueden sacar jugo a las mejores características, precisamente no necesitarán este tipo de ayudas, porque lo llevan en su cabeza. Aunque por supuesto hay de todo.
Para las grandes superficies en general y los supermercados en concreto, el cliente ideal no es el organizado. Es el que se rige más por la emoción, siempre con la intención de que compre más de lo que debe. Todo el marketing sensorial de estos lugares está enfocado a ello.
Lo único interesante para el lado de la empresa es bucear en los datos de los usuarios para detectar información sobre las necesidades organizativas de los usuarios, que permita anticipar reposición o quizás reorientación de productos.
Algo que solo sería efectivo si su uso fuera mayoritario, o la demanda estuviera estabilizada y se pudiera usar a modo de prospección. Seguramente ahora el foco está más en fortalecer los canales de venta online y aprovechar la situación actual para fomentar su uso y dar el siguiente paso en la distribución de productos.
Curiosamente no hablé de nada de esto en el programa -creo que era una tertulia- y nos quedamos en el nivel operativo de las propias apps. Pero claro, como este blog es diario, no se desaprovecha nada 😉