Cuando se habla de la fragmentación de las audiencias digitales, se hace desde una perspectiva histórica. Como si en un momento dado hubieran estado unidas y se hayan ido partiendo en distintas áreas. Como si de Pangea y la separación de los continentes se tratara.
Y si bien es cierto que hubo momentos concretos de concentración de audiencias, sobre todo alrededor de la televisión que solo tenía un canal o dos, también lo es que para unas cuantas generaciones esto no ha sido así.
Para los nuevos televidentes, que cuando nacen se encuentran un panel de televisión con 8 canales infantiles especializados y que más tarde entran en el mundo de Youtube, no hay fragmentación, están en un entorno independiente y desconectado del resto de contenidos.
Cuando era un crío, en el único canal de televisión que había, los dibujos animados, que eran mi único interés, se ponían en un horario determinado, dos capítulos y a otra cosa.
Era un canal generalista como los de ahora, pero con una salvedad, era también multi audiencia, algo que ahora no se da, por la especialización de otros canales temáticos. Un canal único, dirigido a todas las audiencias, tienen la ventaja de dar un contenidos diversos.
Y un televidente infantil o adolescente podía acabar viendo el telediario, informe semanal, tertulias de cine, etc… mientras espera que empiecen los dibujos animados o la película semanal que ponían. Brindando la posibilidad de adquirir una perspectiva más amplia de la sociedad, al margen de los intereses propios de la edad.
Esto ahora se ha perdido. No digo que lo de antes sea mejor, porque no lo era. Las posibilidades de ahora son gigantescas si las comparamos con las de antes. La diferencia es que la responsabilidad respecto de los contenidos se delega en la interpretación de los algoritmos, a menos que seamos conscientes y funcionemos de forma activa con estos contenidos.
Si esto lo aplicamos a la infancia, la capacidad de establecer un rumbo en el consumo de contenidos estará, por lógica, más comprometida. Estos usuarios normalmente consumen Youtube antes de saber leer o escribir. Simplemente navegando entre miniaturas de recomendaciones pueden pasar horas.
Y en ese contexto, en el que los padres pueden descansar un rato, porque sus hijos están con la tablet tranquilos, es en el que establecen la relación con el consumo de contenidos digitales. Asumiendo de forma natural que lo único que encuentran es lo que les gusta en base a los anteriores visionados. Empequeñeciendo su círculo de consumo de contenidos desde el principio.
Por esto es responsabilidad de los padres ayudarles a explorar otros mundos, en esas mismas plataformas digitales, para que tengan mayor perspectiva sobre una realidad que pueda enriquecerlos más allá del puro entretenimiento.