Los anuncios suelen llevarse la peor parte del diseño de las campañas digitales, debido a que se trata del último eslabón de un proceso que a los anunciantes se les puede hacer pesado.
Las condiciones y restricciones hacen el resto, provocando decisiones defensivas en situaciones que requieren un poco más de análisis. Y al final acaba pasando lo que pasa.
Una de las fuentes de adquisición más grande de anunciantes que tienen las plataforma sociales es la de los reclamos de promoción del contenido orgánico, lo que acaba creando tremendos desajustes en la conceptualización de las posibilidades de sus adserver.
Es verdad que para las plataformas es una buena forma de captar anunciantes nuevos. Pero lejos de progresar en las distintas opciones, se quedan ahí sin adquirir más conocimientos que le hagan entender lo que pasa.
Es por esto, que muchos de ellos piensan que este tipo de campaña es el único existente. Y que su razón de ser es el de potenciar los contenidos orgánicos. Por lo que de hecho, no se trata de anuncios, sino de publicaciones orgánicas con esteroides.
Hasta aquí todo bien. El caso es que estos contenidos orgánicos están diseñados, consciente o inconscientemente, con una serie de posibles tractores, basados en menciones y/o hashtags, para conseguir aumentar su alcance.
Algo que podría interpretarse como una contradicción, básicamente porque lo es. ¿De verdad es necesario abrir canales de tracción orgánico para obtener relevancia en una publicación, que de por sí se va a potenciar con una tracción publicitaria?
La respuesta es que no. Concretamente, que no hay necesidad. Sobre todo porque esos elementos orgánicos de tracción se convierten en escapatorias publicitarias. Generando potencialmente clicks para cada una de las menciones y hashtags, que acabará pagando el anunciante para que el usuario se vaya a donde no se quiere.
Junto con todo esto, se dejan de lado las buenas escapatorias. Las informativas, las que ofrecen una solución de escape a los usuarios que se encuentran con una limitación que lleva implícita el propio anuncio.