La digitalización se llevó por delante la industria musical hace unos cuantos años. Si quieres hablar del cliché de la transformación digital pero por las bravas, habla del negocio de la música.
La digitalización de la música en CD’s fue el primer paso y las redes de compartición de archivos el último, de un proceso brutal de cambio que transformó totalmente una industria poderosa que, aunque se defendió ferozmente con todos los instrumentos legales y no tanto que tuvo en su mano, no pudo hacer nada por evitar ese cambio.
El fracaso en el modelo anterior dio paso a uno muy diferente, porque al final, la música se sigue demandando. Pasamos de consumirla como un producto a un servicio (maas: music as a service), generalmente un servicio por suscripción.
Y este cambio prácticamente ha tocado todos los aspectos de la música, llegando incluso a la forma de descubrir la música. Tenemos tanto acceso gratuito con publicidad, como de pago por suscripción a tremendos catálogos musicales, pero en ocasiones cuesta acabar descubriendo artistas.
Y más allá de las recomendaciones de los diferentes algoritmos de las plataformas, que todavía les queda recorrido, me interesan las actuales formas de recomendación personal, así como las nuevas formas de escuchar música en grupo.
De forma casi natural, la tecnología nos ha llevado a escuchar música en grupo, con un altavoz bluetooth cuando estas en una fiesta, o viajando en coche, alrededor de una smart tv, mientras que cada una de las personas va poniendo desde su móvil una canción y luego la siguiente persona otra.
Una dinámica bastante guay que antes no se daba, estaba el que ponía la música y al que se le hacían peticiones, y pensabas ‘a ver si hay suerte y tiene la canción, y se anima a ponerla’. Ahora todo el mundo tiene toda la música o el acceso a ella, y todos nos podemos animar a ponerla directamente.
Y es en este escenario donde se producen muchas recomendaciones persona a persona, donde es frecuente escuchar ‘oye, envíame esa canción por whatsapp‘, algo que se traduce en enviar el link a la plataforma de turno. Y donde más relevancia adquieren las mismas. Un nuevo entorno, no entro en si es mejor o peor, pero desde luego es más fluido.
Otra cuestión interesante es lo que pasa después del descubrimiento, cuando al descubridor le gusta mucho la novedad. Mientras escucha las canciones más relevantes o en crecimiento, buscan información sobre el artista, leen entrevistas, referencias, colaboraciones, actuaciones en directo, etc…
Es entonces cuando se genera la retención de ese usuario, después de descubrir y escuchar, cuando chequea todo el background en internet.
Por cierto, esto lo escribo mientras escucho: