En determinadas circunstancias se establecen reglas cuyo único objetivo es el formal, en una suerte de gesto defensivo, que intenta evitar efectos adversos que son probable que se acaben dando.
Ejemplos hay unos cuantos: como la limitación de velocidad a 20 km/h; o los cachivaches para bebés que advierten que son para mayores de 3 años. Pues con los avisos legales y la extensión de los mismos hay algo de eso.
Que al entrar en cualquier sitio aparezca un testamento legal que nadie lee, es una formalidad que se podría solucionar de otra manera, con el mismo nivel de efectividad sin tener que generar una navegación tan interruptiva.
Además de ser muy feo, es muy estúpido.