Es verdad que ya no está nada de moda, pero no por eso ha perdido la mayoría de sus cosas buenas. De alguna manera ayuda a tener una conversación con uno mismo, algo que en esta época en la que no hay tiempos muertos casi no se da.
También es interesante para formar una opinión o conocer mejor lo que sea de lo que se está escribiendo. Pero sobre todo ayuda a hablar sobre temas con los que resulta complicado mantener conversaciones en la vida real.
Vale, tener un sucedáneo de conversaciones reales no debería alabarse, es cierto. Pero aún teniendo esas charlas, hay una serie de convenciones sociales que haberse desaconsejan meterse en determinados temas.
Había un mantra hace 10 años que decía ‘el blog es mío y me lo follo cuando quiero‘. A pesar de que ahora me resulta demasiado bruto, no deja de tener sentido.