A veces ocurre que acudes a un evento, del tipo que sea, y resulta que es un truño. Empieza mal, aguantas con esperanza a que mejore, pero no lo hace. Y se desliza lentamente por una pendiente de aburrimiento sin sentido.
Cuando esto ocurre en presencial sueles acabar por fuera tomándote unas cañas con un grupo de amigos damnificados. Pero el esfuerzo del desplazamiento, el tiempo dedicado y el nivel de los contenidos no se puede justificar ni siquiera así.
En esto, los eventos online son mucho mejores. Si la cosa se tuerce y se ve que no remonta, mientras te quejas con tus colegas, cada uno en su casa, puedes poner el audio de fondo y seguir con tus tareas.
Con el consuelo de que al menos no te ha quitado más tiempo en desplazamientos.