De forma general es algo necesario, pero sobre todo cuando se encadenan tiempos prolongados de actividad intensiva. Los tiempos de desconexión son muy importantes. Y buscarlos cuando aparecen los síntomas de agotamiento también.
No se trata tanto de cansancio, que en cierta manera lo es. Se trata de que el cerebro precisa una desconexión real, transitar por sitios por los que no caminas habitualmente y sobre todo, abandonar los que estás recorriendo como si no hubiera un mañana.
Un signo inequívoco es cuando empiezas a tener sueños con la actividad en la que estás focalizado de forma recurrente. A veces no queda otro remedio que seguir, pero es necesario entender lo que está pasando para buscar ese espacio de desconexión.
Si se consigue de verdad, la sensación temporal siempre es mucho mayor que el tiempo real consumido en esa desconexión. Pero si no se llega a desconectar, dará igual porque no servirá de gran cosa.