A la hora de parametrizar la consecución de determinados hitos u objetivos en las campañas de publicidad digital, se puede acabar prestando una excesiva relevancia a los datos y estadísticas.
Porque es cómodo y además permite una percepción que ayuda a establecer comparativas frente a otras campañas o incluso propuestas. Y eso está bien, pero como todo en esta vida, tiene sus pros y contras.
Los números por sí solos no explican la estrategia, ni siquiera el éxito de los objetivos cuando no se entienden las razones que lo han propiciado. Y solo hay una cosa más inquietante que una campaña fracase sin saber por qué, y es que triunfe sin entender lo que ha pasado.
Así que a la hora de leer los datos y usar las estadísticas, tiene que hacerse como lo que son, herramientas que ayuden a discernir lo que ha sucedido, dentro de un planteamiento y en un escenario que normalmente es cambiante, a diferentes niveles.
Por el aprendizaje y modificaciones en la vida de la campaña así como por todos los elementos que intervienen en la misma: usuarios, frecuencia, etapa, fechas, competencia, etc…
Así pues, los números por sí solos, si se leen fuera de contexto están siendo presa fácil de la manipulación.