Los periodos de vacaciones, o al menos de cierto tipo de desconexiones parciales, son mucho más necesarias de lo que pudiera parecer. Este último año de pandemia, confinamiento y restricciones han añadido una carga de estrés que tienen su peso.
Ya no solo se trata de cómo nos ha cambiado, sino del tratamiento negativo que se le está dando desde las esferas política y periodística. Practicando las peores artes de unos y otros, los de a pié acabamos infoxicados de mala baba.
Esa carga extra pesa por eso son tan importantes estos periodos de desconexión, de vacaciones aunque sean pequeñas, para cambiar de rutinas y por lo menos, dejar de estar preocupados por cuestiones que casi no controlamos, salvo en lo que sí podemos.
Estos parones son necesarios y se agradecen, al margen de que nos permitan volver con más energía y productividad.